lunes, 25 de enero de 2010

Rico el buen trato!

Por: Marielly Valverde.
Gestora cultural, docente.
Foto: Yesid Pizo y Hernando Noguera

El afecto, el lenguaje y la emoción fácilmente se pudieron incluir
en la vida de LOS DIALOGOS INTERCULTURALES. Con acierto
se situaron en las bancas del parque para socializar temas de
conversación, estudiantes, padres de familia, docentes y comunidad
en general, con tres ejes fundamentales: palabra, presencia
y mirada (lo que me gusta de mi familia, barrio, colegio, ciudad),
voces cuestionadoras (lo que no me gusta de mi familia, barrio,
colegio y ciudad), y como somos personas vivas que viviendo tomamos
posición, (Cómo me gustaría que fuera mi familia, barrio, colegio y ciudad).
Previo al evento los estudiantes construyeron los textos, los compartieron
con sus compañeros de clase y padres de familia quienes ofrecieron sus
puntos de vista al respecto. Consideramos que con la realización de estas
actividades el Municipio de Santander de Quilichao ha empezado a vivir
un nuevo modelo histórico: es el momento que está llevando a construir
su proyecto colectivo de ciudad con sus actores sociales, con un horizonte
común que es el sentido: El saber de qué, porqué y para qué se hacen las
cosas, el conocer de donde venimos, para donde vamos y que queremos. Es
la creación del sentido el que lleva a la apertura de espacios para analizar,
discutir y entender las problemáticas que se suceden tanto en nuestro entorno
regional como nacional e internacional; y es la educación en relación
con la cultura la que se encarga de dar esencia y vitalidad a la sociedad, la
que nos compromete con su presente y su futuro.
Coincidimos con el autor Tulio Rojas, docente de la Universidad del Cauca,
cuando elabora algunas ideas sobre interculturalidad, y al respecto afirma:
“En nuestro país, la educación en general ( no me refiero a la educación de
la élite y para ella) se ha orientado a formar ciudadanos con mentalidad
de parroquianos y dotarlos de cierta capacidad instrumental, aquella que
la sociedad dominante requiere” pero contrario a esta posición y con las
actitudes de encuentro que se están demostrando, se puede decir que
hoy estamos asistiendo a la formación de los ciudadanos que la sociedad
necesita, un ciudadano y una ciudadana competentes, capaces de delimitar
los problemas, de proponer soluciones y de adaptarse continuamente a las
necesidades de cambio; ciudadanos felices capaces de orientar su vida.

Y todo esto es posible si los niños y los jóvenes reciben cada día una mejor
educación que nos permita mirarnos a nosotros mismos y mirar a los
demás, conocer cuál es su visión del mundo, una educación que ya no
nos haga repetir que “ este es el mejor vividero del mundo” sin olvidar el
sentido de comunidad que tenemos producto de tener una conciencia
de pasado y un proyecto de futuro. Queremos trascender la idea que
hay regiones de diferentes categorías con ciudadanos de diferente categoría.
Los Jóvenes sienten que los procesos de participación les interesa
y como tal quieren buscar soluciones; el porcentaje que anda en este
cambio puede que no sea muy grande pero se siente, las realidades locales
les preocupan tanto que los lleva a exigir responsabilidades desde
edades tempranas, a darle mas importancia a la educación afectiva, a
la formación del carácter que se empieza a construir allá cuando tenían
otra edad, otra sangre corría por sus venas y otra brisa los abrazaba con
piel de risa.
La educación (familia-escuela) está marcando valiosos niveles de evolución
pues está creando contextos para expresarse humanamente,
nos ha vuelto competentes para comunicarnos con el mundo, sobre
la necesidad de aprender a pensar por nosotros mismos, pensar en el
lugar de los demás y a tomar decisiones responsables, a potenciar la
imaginación, la creatividad, a producir nuevas ideas en los ámbitos de lo
social, lo político, lo económico, lo cultural. Es una educación en función
de la justicia, la solidaridad, la paz y el respeto por el medio ambiente,
su calidad y dignidad.
Espacios como los puestos de afecto en la jornada de Diálogos Interculturales
fortalecen la cinta de los días, generan situaciones que
descubren puñados de afecto al tiempo que nos confirman el lenguaje
del Graffitti: “Nuestras luchas por separado son para vencerlas juntas”.
Agradecemos a todas las personas que hicieron posible esta actividad
“rico buen trato”; la mano laboriosa del tiempo aún se encarga de alargar
en nosotros el milagro humilde de aprenderlos a nombrar.

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